Historia de nuestra Cofradía
Por D. Manuel Serrano Villalba
1. Introducción
La imagen de la Virgen de los Dolores presidía uno de los dos altares funerarios que flanquean el retablo mayor de la iglesia de San Pedro, concretamente el de la derecha del espectador, hoy con la imagen central de San José. Desde mi niñez, en calidad de monaguillo, me acostumbré a esta imagen de la Virgen, que tenía la cualidad de hablar sin palabras de forma muy expresiva. Dirige la mirada al cielo, quizá implorando fortaleza para ese momento; la cara, espléndida, refleja el intenso dolor que siente, aunque sereno, con la mano izquierda en el pecho, cerca del corazón traspasado, y la otra, caída, pero sostenida, con la palma dirigida al espectador, en un gesto retórico, ideado por Miguel Ángel en la Piedad del Vaticano u otros, como Gregorio Fernández en su Piedad, con el que intenta implicarnos a todos.
Durante todo el año estaba ubicada en una hornacina dorada, coronada con un rompiente de gloria con rayos en el que se representaba un corazón atravesado por un puñal, tal cual ahora puede verse en la iglesia de San Antonio, coronada de estrellas, con el corazón asimismo traspasado por los Siete Dolores, ambos en plata. En este altar y en el de enfrente, dedicado a la Virgen del Rosario, se oficiaban dos misas que precedían a la principal de algunos aniversarios, mientras en el coro se cantaban las horas correspondientes, salmos que se iban desgranando tristes, y que culminaban en la eucaristía más solemne. Su altar estaba, pues, relacionado con la muerte, cuando el oficio de difuntos se celebraba en el interior de la nave de la iglesia; pero también era inevitable su contemplación, cuando sólo los hombres pasaban en fila para manifestar el duelo a los familiares del finado, junto al féretro que contenía los restos del difunto, entre flores y velas encendidas.
Pero en el mes de Septiembre, en su fiesta, o durante el Septenario, o en el Sermón de la Soledad, la imagen lucía con todo su esplendor en el presbiterio, en el lugar hoy ocupado por el sagrario, bajo un dosel negro con galones de oro, coronada por doce estrellas y con los Siete Dolores, ambos de plata pulida, casi bruñida, en el pecho. Vestida de negro intenso, como sólo da el terciopelo, con escasos adornos dorados de ramos de rosas en el escapulario y en el manto y el anagrama de María bordado en oro, con pasamanería dorada y calada en las terminaciones de los vestidos. El dolor se concentraba en la cara que emergía de la blanquísima toca y en las dos primorosas manos, entre flores y velas que la piedad y la devoción de las “esclavas” ofrecían a la Señora.
El Sermón de la Soledad, el día de Viernes Santo, terminada la procesión del Santo Entierro, era quizá el momento culminante. El predicador desgranaba los Dolores de la Madre que, conociendo en su corazón al Hijo Inocente, lo ve morir ¡Y ajusticiado! La acompañaba el silencio y el respeto de todos por el dolor de las madres, de todas las madres que a lo largo de la historia han perdido a sus hijos de mil formas, siempre crueles. Y era posible aproximarse al dolor de la Virgen al ver morir a su Hijo en el patíbulo y también forzoso sentir pesar por lo mucho recibido y no reintegrado a la madre. Recuerdo que, a veces, volvía a mi casa, en la Casa Grande, lamentablemente desaparecida, cargado de sentimientos, y abrazaba y besaba a mi madre y a mi abuela de una forma especial, más agradecida que de costumbre. Mi madre, atenta siempre, preguntaba ¿Qué pasa, hijo mío? ¡Nada, nada! Respondía, para salir corriendo a la plaza, evitando, así, dar explicaciones.
2. El nacimiento de la Cofradía
La Asociación de Jóvenes Doncellas Esclavas de María Santísima de los Dolores se estableció en Alagón, como consecuencia de la Santa Misión, en el mes de noviembre de 1861, aunque duró poco, ya que se extinguió por completo. En enero de 1872, se refundó siendo Cura Párroco de Alagón el Sr. D. Mariano del Pueyo, y basando sus estatutos en los de la Congregación de Esclavas de María Santísima de los Dolores de Zaragoza (probablemente con más préstamos de esta hermandad), siendo su primera presidenta doña Javiera Cenarbe y Calleja. El Libro de la Asociación de Esclavas de María Santísima de los Dolores de la villa de Alagón así lo constata [1]
La cofradía zaragozana había nacido para revitalizar la vida cristiana en el barrio del Convento de Santo Domingo y fomentar las virtudes católicas de las jóvenes catequistas con veneración de los Dolores de la Virgen.
Portan como distintivo un hábito de túnica negra, cordón blanco en la cintura, con tres nudos en un extremo y cuatro en el otro, que simbolizan los Siete Dolores de María Santísima. En la cabeza, cofia negra, que sujeta un manto de luto, que cae por detrás, y por delante, hasta el pecho, tapando la cara. Guantes, zapatos y medias negros.
Sacan en la procesión del Santo Entierro y en su procesión titular, en la mañana del Sábado Santo, una imagen de la Soledad atribuida a Carlos Palao Ortubia (1867). Sale a la calle vestida de negro y sin joyas ni corona. Sobre el pecho luce una condecoración concedida durante el reinado de Isabel II.
En una mano lleva un pañuelo blanco y la corona de espinas. Tanto el vestido como el manto están realizados en terciopelo negro, ambos bordados con azabache, lentejuelas y cristal negro procedente de vestidos de novia de esclavas.
El nacimiento de la cofradía alagonesa (1861, extinguida años después y reinstaurada en 1872) se produce en tiempos convulsos y se caracteriza por el cambio. Cambios políticos, económicos, sociales y culturales, difíciles de asimilar, sobre todo por la población rural. En 1868, la Revolución de Septiembre destrona a Isabel II. La escuadra de Topete se subleva en Cádiz, al grito de ¡Viva España con honra! El alzamiento se extendió, como mancha de aceite, por Andalucía, Cataluña y Valencia. El general Serrano venció a las tropas monárquicas en el puente de Alcolea y Madrid fue ocupada al grito de Mueran los Borbones. Éste es el triunfo de la Gloriosa, como se llamó a la revolución. El intento del general Serrano de buscar un monarca para España no Borbón y de ideas democráticas trajeron a España un rey extranjero, Amadeo de Saboya, cuyo reinado fue efímero. En 1873, ante las dificultades, el rey abdicó y abandonó España. La Iª República fue proclamada en febrero de 1873, con un presidente, D. Estanislao Figueras, sucedido por tres más, en escaso tiempo. La Restauración borbónica se producirá en la persona de Alfonso XII (1874-1885).
Esta inestabilidad explica que en la reunión de la Junta del cinco de agosto de 1873 se tomara el acuerdo de suprimir la procesión pública sustituyéndose por otra por el interior de la iglesia de San Pedro, mantenida hasta 1892 [2]. En 1895 la Esclavitud fue aprobada por la autoridad eclesiástica [3].
Los cofrades alagoneses portan túnica negra con bocamangas de terciopelo negro, ceñidor blanco con siete nudos, tercerol de terciopelo negro con el anagrama de la Cofradía bordado o velo negro, medalla o escapulario de la Virgen de los Dolores, guantes blancos, zapatos, calcetines o medias y pantalón negros.
[1] …Rigiéndose por los mismos estatutos que la establecida en Zaragoza y que van unidos al margen (fol. 2 r.)
[2] El día 5 de agosto de 1873, se reunió la Junta de Esclavas Principales… y se acordó suprimir la procesión pública el día de la festividad principal por las circunstancias, y en su lugar celebrar con la mayor solemnidad posible dicha festividad con procesión claustral con el Stmo. Sacramento (Ibidem, f. 4 r.)
[3] Aprobada en Visita Pastoral, (03-03-1895) por D. Mariano, obispo de Europa. (Ibidem, f. 22 v.).
3. Imágenes
La Asociación saca en procesión a la Dolorosa ya mencionada, la Virgen de la Soledad, la imagen de Santa María Magdalena y la Soledad infantil. También unos personajes “vivos”: María Madre, María madre de Santiago y la Verónica, junto con el Nazareno, a quienes se provee de vestidos en la década de 1860, aunque pudieran ser más antiguos y representar un Vía Crucis penitencial anterior, del que conocemos que, en determinadas ocasiones, representaba el sacristán de San Pedro.
Las imágenes mencionadas son del siglo XIX.
La Soledad es una imagen anterior a 1829. La concepción de la imagen es barroca. Está llorando, con las manos extendidas, en las que porta un pañuelo. Está pensada para que, mediante un sencillo mecanismo, parezca que llora, puesto que eleva y baja de nuevo las manos. A esto se añaden: vestidos negros, la luz de velas, al anochecer o entrada la noche, con olor de incienso y los sentimientos exaltados que provoca la predicación de la Estación correspondiente. Soy testigo de que, cuando en la Plaza de las Monjas, ante el convento desaparecido de las Religiosas, se producía el Encuentro de la Madre con el Nazareno, las lágrimas y sollozos eran bastante comunes, e incluso las expresiones compasivas en voz baja, de madres que, por serlo, se identificaban con María y con su sufrimiento en la Pasión del Hijo. Es una imagen para conmover, va dirigida al sentimiento.
La Dolorosa responde a una idea más clásica: es la plasmación del dolor sereno: la cara de la Virgen refleja también dolor, pero contenido, con la mirada dirigida hacia lo alto, con la mano izquierda en el pecho, cerca del corazón traspasado, y la derecha con la palma abierta dirigida al fiel, en un gesto retórico.
Ésta era la imagen que presidía los actos principales de la Cofradía de los Dolores, bien en su altar desde 1835, bien en un altar temporal, bajo un dosel, en el presbiterio de la iglesia parroquial, en su fiesta, en septiembre, en el Septenario, en la procesión del Entierro, o en el Sermón de la Soledad, al finalizar ésta.
En 1880 la Cofradía adquirió una Dolorosa pequeña y articulada que tuvo su residencia oficial en al Iglesia de San Antonio el Real en una urna, pero que peregrinaba de casa en casa de las esclavas agraciadas en el sorteo de imagen anual o semestral, entre las más fieles o constantes y que hubieran donado una vela el día del Capítulo en donde se realizaba dicho sorteo[1].
La imagen de la Magdalena es más antigua, a pesar de que de ella sólo nos han llegado cara y manos, muy retocados, al optar los cofrades por el saneamiento de la imagen. Ésta y la todavía más deteriorada de San Juan Evangelista (no conservada), el popular San Juanico, provienen de la Edad Media (Siglo XIII), cuando las dos imágenes eran las titulares de una capilla en la ermita de Nuestra Señora del Castillo con sus respectivas cofradías, altares y lámparas[2].
En la procesión del Santo Entierro aparecen también, pertenecientes a la Cofradía de los Dolores, varios personajes de la Pasión, vivos y convenientemente vestidos: se trata del Nazareno con la Cruz a cuestas, de las tres Marías (María Madre y otras dos Marías[3], que portan instrumentos de la Pasión, y la Verónica, que muestra la Santa Faz, impresa en la toalla que porta. En ocasiones, sabemos que el sacristán de la parroquia, convenientemente ataviado de Nazareno, con la cruz a cuestas, escenificaba algunas de las estaciones del Vía Crucis[4]. Aunque se les compra vestuario en 1860, los personajes podrían ser anteriores. La pintura de la primera tanda de Estaciones data de 1813. Fueron encargadas a Inocencio Cruzat en la fecha mencionada y, en 1819, la segunda tanda a Ramón Urquizu. Desde estas fechas ya no tendría objeto la representación viva de la Estación, puesto que se mostraba a los fieles la representación pictórica correspondiente.
Otro paso vivo, desaparecido en muchos lugares de Aragón, recuperado por José Luis Ochoa en 1992 para la procesión del Santo Entierro, es el de la Muerte Carraña. Está compuesto de tres personajes: uno que porta una guadaña, otro con un estandarte con la leyenda "a nadie perdono" y otro, que hace sonar una campañilla. Un aviso hacia los espectadores, que la superstición ha convertido en funesto para los que habitan la casa donde se para, si se para. Por este motivo, y procurando no herir la susceptibilidad de unos pocos, debe estar en movimiento continuo durante el tiempo que dure la procesión.
[1] Por la imagen se pagaron 200 reales de vellón en esta fecha. Los gastos de transporte en total ascendieron a 78,20 reales y la urna 110 reales.
[2] Datados en el siglo XIII. La Cofradía de San Juan era la de San Juan el Breve. Tanto ésta como la de María Magdalena reciben donaciones ad mortem bien en dinero o en especie (aceite para la lámpara).
[3] María Madre, María de Betania o María Salomé (madre de Santiago y Juan) o María Cleofás (hermana de la Virgen).
[4] Por testimonios orales.
4. La Cofradía
Los fines de la Cofradía se dirigen fundamentalmente a dos ámbitos. El primero, el de la realización del culto con el mayor esplendor posible, contando siempre con los medios escasos de que dispone. Para sufragar la Data (gastos) se ven obligadas a recurrir a la realización de rifas cuando tienen déficit. Suelen sortear un mantón de Manila, del que sólo compran los materiales, o un juego de cama (sábanas y almohadón) que ellas mismas cosen y bordan en ambos casos. Parece que, a lo largo de los años, tenía más éxito y participación el juego de cama, puesto que ellas mismas lo deseaban para su ajuar. Las buenas costumbres que incluyen, tanto las prácticas piadosas en privado (oraciones, etc.), como públicas, consistentes en la asistencia a las que la cofradía organiza y paga en la iglesia de San Pedro. Pero es imprescindible, por otra parte, que mantengan sus actos dentro de la moral católica. En caso contrario, se les echa de la institución por acuerdo de la Junta de las Siete Esclavas Principales.
Pueden ser esclavas las doncellas solteras y de buenas costumbres, que hayan obtenido el consentimiento de sus padres, que hayan realizado la Primera Comunión y que confiesen y comulguen antes de la imposición del escapulario.
La administración de la asociación se aprueba en la reunión de las esclavas el día de la fiesta de los Dolores, el tercer domingo de septiembre, tras la misa, sermón y procesión. Ahí se da cuenta de los ingresos (Cargo) y los gastos (Data). Si sobra (superavit) éste pasa al año siguiente; si falta, se hacen rifas, se dan limosnas aparte de cuotas o algunos actos no son cobrados por sus perceptores, en ningún caso se trata de grandes cantidades.
Existe en el Archivo Parroquial documentación de la Cofradía desde 1861 hasta nuestros días. Podríamos distinguir etapas, pero debemos remontarnos al período anterior a la fundación de la Cofradía en el año 1860. Se puede establecer como principio que la cofradía y la Semana Santa en Alagón nace y crece a medida que lo hace en la capital, Zaragoza.
5. El siglo XIX
ANTES DE 1860
Los franciscanos fundan el Convento de S. Francisco (1286-1357) en el lugar que ahora ocupa la Diputación Provincial de Zaragoza. En él reside la Venerable Orden Tercera de San Francisco, que atendía a pobres y enfermos, y la Cofradía de la Sangre de Cristo, que recogía los cadáveres. En Alagón, se fundan dos conventos franciscanos, uno masculino y otro femenino, y la Venerable Orden Tercera seglar que interviene en la Cuaresma, actos y procesiones de la Semana Santa, mientras que la de la Sangre de Cristo pasa, en el siglo XVI, a la Cofradía ligada a la Capilla dedicada a la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo de la iglesia parroquial.
La misma fundación tan temprana de una capilla en la ermita del Castillo, que acoge a dos titulares, San Juanico y la Magdalena, cada uno con su altar, cofradía y lámpara, no es un hecho aislado y permite suponer una conexión con la Orden Franciscana en su expansión por los pueblos de la provincia y aragonesa. [1]
EL SIGLO XIX
El siglo XIX con que España irrumpe en la Edad Contemporánea es violento: la Guerra de la Independencia, el proceso emancipador de sus colonias del que surgen dieciséis repúblicas, las Guerras Carlistas… El Antiguo Régimen desaparece y se instaura el Estado liberal, el reinado de Isabel II y la Revolución de Septiembre que instauró la Primera República (1873-74), más tarde la Restauración en la persona de Alfonso XII…
Pero, a la vez, permite la recuperación económica, aunque lenta, paralela al crecimiento demográfico, el aumento de la superficie cultivada regada, la implantación de la vid hasta la epidemia de filoxera (1878) y la implantación de industria textil en Cataluña y la siderúrgica en Asturias y Vizcaya, ligadas a la extensión del transporte por ferrocarril… La sociedad es preindustrial, fundamentalmente rural. Permanecen los artesanos, los latifundios, el servicio doméstico… mientras que los obreros son pocos. El comercio recibe el impulso del ferrocarril y de correos y la banca afianza una burguesía bancaria y financiera.
La villa en el siglo XIX recibe el agua del Canal Imperial de Aragón y la economía se transforma: aumenta la superficie regada y la producción, pero se riegan los cultivos tradicionales sin pasar a una agricultura de mercado. La población aumenta casi hasta duplicarse a lo largo del siglo: 1175 habitantes en 1787, 2891 habitantes en 1860, 3097 en 1877, 3282 en 1897, 3745 en 1900. Suben los jornales, y el valor de las tierras por su gran productividad, las contribuciones, el comercio… y se revitaliza la economía, la cultura y la fiesta, incluida la Semana Santa, que recibe un impulso importante tanto en pasos procesionales como en pasos vivos de figuras bíblicas, bien en peanas, faroles, vestidos, guardia romana, Sibilas, faroles de las Siete Palabras, bien en complementos.
PERÍODO 1872-1899
Los ingresos en esta etapa provienen de venta de escapularios que las cofrades confeccionan de forma artesanal, limosnas y sorteos (unas veces un juego de cama y otras veces un mantón, como ya hemos dicho).
El Cargo mayor anual es de 641 reales vellón 07 céntimos, en 1885. El menor es de 135 rv, en 1875. La Data mayor es de 110 pts en 1898, y 16 cts; la menor es de 69 rv, 25 cts, en 1876.
En 1884 se hace una peana nueva para la Dolorosa que importa 140 rv. Cuatro años más tarde se renueva el vestuario de la Virgen por un valor de 112 rv con 70 cts y, en 1890, se compra la partitura de los Dolores nuevos por la que se pagan 10 pts de la época.
En estas fechas, el orden de los pasos de la procesión del Santo Entierros es la siguiente: Cruz e Instrumentos de la Pasión, Entrada de Jesús en Jerusalén (desde 1876), Señor en el Huerto (post. a 1824), Nazareno (1806), Virgen de la Soledad, Señor en la Columna, Ecce Homo (ambos desde 1824), Santa María Magdalena, San Juan Evangelista (imagen anterior a la actual que se destruyó), la Dolorosa, Peana con la Cruz y la Toalla (desde 1829) y la Cama con el Cristo Yacente (desde 1827) con guardia romana desde 1862 y el cabo, que se añade en 1889.
Como pasos vivos, además de los citados, se incorporan Longinos, el tambor Mesalina y el ángel (1865) Abraham e Isaac y Moisés en 1874.
[1] De hecho, en el siglo XIX, se volverá a dar la influencia de otra cofradía zaragozana por la, llamémosla filial alagonesa, en la Cofradía de la Virgen de los Dolores..
6. El siglo XX
El siglo XX es el más sangriento y convulso de la Historia de la Humanidad. Dos Guerras mundiales, la crisis y Gran Depresión de los años 30, la Guerra Fría, la caída del Bloque comunista y los reajustes consiguientes, la globalización, el aumento de las desigualdades, y la crisis más severa de la Historia, en la que nos encontramos y va para largo. En España, la Guerra Civil, la Dictadura de Franco, la Transición y la integración en Europa y en el mundo.
Alagón en el siglo XX se incorpora al mundo contemporáneo no sólo por la localización en él de la Azucarera de Nuestra Señora de las Mercedes, integrándose a los pocos años en la Sociedad General Azucarera de España, sino también por la transformación de su agricultura en otra moderna de mercado[1] o la revolución de los transportes. La población de la villa crece: en 1900 está habitada por 3745 habitantes, 4011 en 1910, 4700 en 1920, 5213 en 1930, 6270 en 1940, 5515 en 1950, pasada la Guerra Civil, hasta llegar a los 5621 en 2000 (pasada ya la asfixia del cierre, primero de la Azucarera y posteriormente de la Refinería, a cuya recuperación ayudó la instalación de la factoría de la General Motors en Figueruelas y, ya en tiempos más recientes del siglo XXI, la inmigración para que, en 2010 se alcanzara la cifra de 7195 habitantes.
El 10 de diciembre de 1899, se reunieron en Alagón representantes de diez pueblos de la comarca con representantes de la azucarera para establecer las bases del cultivo de la remolacha. El agua del Canal fue fundamental para esta planta que sustituyó con una enorme productividad a los cultivos tradicionales que tenían la tierra agotada u otras circunstancias, como la crisis de la vid por la plaga de la filoxera (1877-1878), la pérdida de competencia en el mercado del trigo, o la amenaza de heladas para el olivo. El 1903 la fábrica de la Compañía Industrial de Barcelona se integra en la Sociedad General, como hemos comentado. La guerra prolongó la vida de las azucareras aragonesas hasta los años 50. No obstante, en 1973, se produjo el cierre de la misma en Alagón, aunque permaneció la Refinería que a su vez se cerró en 1993.
Pero para entonces se había desarrollado la industria en Zaragoza y sus alrededores y la localización de la General Motors citada, en noviembre de 1982, a la que contribuyó no poco el factor de la disposición de agua abundante, permitió un colchón para la caída de la vida en Alagón y pueblos circundantes, que sufrieron el proceso narrado antes, pero al contrario, viendo con impotencia cómo se frenaba la vida en ellos.
PERÍODO 1900-1917
Los ingresos de la Cofradía en este período provienen, como en la etapa anterior, de escapularios, limosnas y sorteos. A éstos se añaden las aportaciones de las esclavas.
En 1890 se compra la partitura de unos nuevos Dolores para cantar a la Virgen en el Septenario, que son los que han llegada hasta nuestros días.
En 1900 se compra el estandarte por valor de 119 pts y, en 1908, la corona para la Virgen de los Dolores por 36 pts. En 1812, los faroles para el estandarte costaron 35 pts.
PERÍODO 1917-1972
Los ingresos continúan siendo de escapularios vendidos, cuotas de esclavas que, en el año 1928, llegan a 268; limosnas y Septenario, una colecta anual por el pueblo además de otras en la iglesia. En cuanto a la Data, destacan los sermones de los diversos actos, el abono de actos al Cabildo de San Pedro, los gastos en el Septenario y la fiesta de septiembre, cera, lavar y planchar manteles, escapularios, órgano y cantores, hojas mensuales para las esclavas, trabajos y reparaciones, material eléctrico y la extraordinaria compra de un armario, en 1927.
El Cargo mayor es de 1727 pts, en 1953 y el menor 360 pts con 5 cts, en 1941. La Data mayor se produce en 1953 con 1069 pts con 65 cts, en 1953, y la menor de 122 pts 55 cts, en 1941.
PERÍODO 1973-1992
En 1973 un grupo de cofrades se reúne con el cura párroco para “animar” la cofradía e impulsar la procesión del Viernes Santo. Se pasan cuotas a 132 asociadas y se prepara el Septenario.
Al año siguiente se restaura la Dolorosa y se confecciona un vestido y manto nuevo, se arregla y viste la peana. Al año siguiente se viste de nuevo a la Verónica y las Marías. Al siguiente vestido y manto a la Magdalena, en el 1979 se restaura la corona de la Virgen de los Dolores. En 1983 se compra peana moderna para Sta. María Magdalena. En 1985 se admiten hombres en la Cofradía, se compran tambores y bombos, se restaura y viste la Virgen de la Soledad.
En 1985 se hace realidad una coordinadora de cofradías con dos representantes de cada una. Pasa a ser primordial la colaboración con la Parroquia y se establece el nuevo orden de los pasos en las procesiones, como sigue:
1. La cruz de madera acompañada de los instrumentos de la Pasión.
2. Las Sibilas.
3. Jesús atado a la Columna.
4. Ecce Homo.
5. La Verónica.
6. El Nazareno.
7. San Juan.
8. La Magdalena.
9. La Dolorosa
10. Las Siete Palabras.
11. La Cruz desnuda.
12. Las Marías.
13. Cristo Yacente con la guardia romana.
En 1986 la Cofradía saca en procesión la peana de San Antonio en las fiestas de junio y participa en un Vía Crucis en La Joyosa con sus tambores. Se restaura y viste la Dolorosa pequeña.
En 1988 se añade el paso de la Soledad al final de la procesión, detrás del Cristo Yacente.
En 1991 se hacen nuevos estatutos que son aprobados por el Arzobispado, conforme al modelo de los de la Congregación de Esclavas de Nuestra Sra. de los Dolores de Zaragoza. Al año siguiente, se acuerda poner nombre a la Asociación: Cofradía de la Santísima Virgen de los Dolores, con anagrama y medallas nuevas.
Los fines son fomentar las virtudes cristianas y procurar la santificación de los asociados en obras de misericordia y pastorales.
Se nombran como actividades principales la participación en los siguientes actos:
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El Septenario de la Virgen de los Dolores.
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La Bendición de Ramos, misa y procesión.
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La procesión del Encuentro o Vía Crucis.
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La procesión del Santo Entierro.
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La Eucaristía del Viernes de Dolores por los cofrades difuntos.
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El día quince de septiembre, fiesta de la Virgen de los Dolores.
[1] Entre 1900 y 1973 se molturaron en Alagón más de tres millones y medio de Tm. de remolacha. Hay que añadir unos cien obreros fijos, de 600 a 1000 en campaña, reparación y Refinería. Se añaden los jornales del campo por el arranque de la remolacha y su transporte y en impulso a la ganadería.
7. Conclusión
Para terminar, no me resisto a una comparación. Viajo con cierta frecuencia a Alagón. Su aspecto ha cambiado. Del Alagón tradicional, prolongado hasta los años 50, al actual, existen intensas y extensas diferencias urbanísticas, hasta el punto de que, en según qué parte del casco urbano no me sitúo.
He asistido a las procesiones tradicionales en mi niñez y juventud. He portado alguno de los pasos, como el de Jesús en el Huerto de Getsemaní o San Juan y he contemplado la procesión del Santo Entierro como espectador varias veces. Poco a poco, ha ido variando y enriqueciéndose.
He asistido no hace mucho a alguna Rompida de la Hora y es impresionante y sobrecogedor el espectáculo. Se podría decir que la Semana Santa en Alagón ha eclosionado de forma rápida. Nació en el siglo XIX con el desarrollo impulsado por el agua del Canal Imperial y ha florecido en el XX con la iniciativa y la participación de muchas personas de toda edad y condición, gracias al desarrollo agrícola, construcción, industrial y financiero que ha hecho posible, como entonces, que se potencie la expansión del pueblo, los servicios, la cultura y las fiestas. Y, lógicamente entre ellas, la Semana Santa. Cofradías diferentes, todas con hábitos propios, pasos que se han aumentado, tambores, velas, peanas modernas… Un verdadero cambio.
Repasando la Historia, me siento orgulloso de mi pueblo y de sus gentes, pero de un modo especial de todos aquellos que han sido capaces de aportar su vida, su tiempo, esfuerzo y dedicación a las tareas comunes para conseguir mejoras en cualquier aspecto de la vida de todos.
8. Semblanza del autor
PROFESOR D. MANUEL SERRANO VILLALBA
Nacido en Alagón en el seno de una familia humilde, realizó estudios de Bachillerato en el Seminario y Preuniversitario en el Instituto Goya. Se licenció en Historia por la Universidad de Zaragoza, en cuyo Departamento de Paleografía y Diplomática preparó su tesina de licenciatura con el título "La Iglesia de San Pedro de Alagón en la Historia", bajo la dirección de D. Ángel Canellas López, trabajo que no presentó, al ser convalidados estos estudios por la aprobación de las oposiciones a Profesores Agregados de Enseñanza Media. A la par, trabajó como profesor en Alagón, en el hoy IES Conde de Aranda.
Ha desarrollado su carrera docente, además de en el citado, en el IES Baix Penedés de El Vendrell (Tarragona), los IES Pablo Gargallo y Santiago Hernández, de Zaragoza, ejerciendo como catedrático de su especialidad y prestando servicios como Director, Vicedirector, Jefe de Estudios y Orientador durante varios períodos.
Tras su jubilación, se ha dedicado a preparar su tesis doctoral sobre Religiosidad y Patrimonio Artístico en Alagón, durante las edades Media y Moderna.
En 2012 le fue concedido el Premio "Cultura Alagón" por el Excmo. Ayuntamiento de la Villa. Ha publicado el libro "Los caminos de peregrinación por Alagón", trabajo que mereció en 1999 el "Primer Premio sobre las bases históricas, artísticas y culturales del Camino Jacobeo del Ebro", convocado por APUDEPA y otras instituciones aragonesas.
Información y fotografía obtenida de la web de la Asociación Cultural Alagonesa de Estudios Locales (ACAEL), http://vidaalagonesa.blogspot.com/